La historia de Deiby Beltrán Cerón es muy especial, él se ha convertido en un salvador de aquellos animales que por apariencia tienen la mala suerte de ser maltratados y asesinados. Con más de 15 años trabajando con la fauna silvestre, este hombre originario de Colombia decidió iniciar con esta tarea después de trabajar en un zoológico.
“Trabajé a mis 20 años en un zoológico y vi cómo se mataban muchos animales que a ellos no les interesaban por su aspecto, porque estaban en vías de extinción, entonces los arrojaban a las serpientes, entre ellos zarigüeyas, búhos, ardillas, gallinazos, animales que no representaban para ellos ningún valor para exhibirlos en una jaula o intercambiarlos como mercancía a otros zoológicos”, expresó el rescatista de 35 años de edad.
Ante la necesidad de salvar la vida de estos animales, Deiby comenzó a trabajar por cuenta propia llevándolos a su casa con la intención de criarlos, enseñarles a volar en el caso de las aves, y hacerles un proceso de reincorporación para posteriormente liberarlos en su hábitat.
“Sentí la necesidad de trabajar con estos animales porque eran una vida y ellos (zoológico) los desechaban porque eran feos, porque no eran como un tucán o un felino, no tenían la belleza de otros animales. Soy fotógrafo y músico, lo que sé de animales es empírico, toda la vida he estado metido en el cuento de rescatar animales, darles alimento, enseñarles a volar. Hace dos años quise crear el primer centro de rehabilitación para zarigüeyas, esos animales que todo el mundo maltrata o los han querido acabar porque se les ha metido el cuento de que son plaga, que son dañinos, que huelen feo, que son ratas gigantes; entonces esos pobres animales no tienen casi nadie que los defienda aquí en Colombia. Es un centro de rehabilitación y a la vez de educación donde iban colegios, jardines infantiles, escuelas, familias, y lo que hacíamos era tomar unas zarigüeyas que yo crie, eran mansas, la gente interactuaba con esos animales y aprendían que no son animales horribles”, comentó el rescatista.
Su amor por los animales y sobretodo la convivencia diaria que ha tenido con ellos hacen que Deiby Beltrán asegure que las zarigüeyas también son graciosas y bonitas, además de tener una misión sumamente importante en el ecosistema, situación que es desconocida por mucha gente ya que dice que se están acabando debido a la ignorancia en el tema.
“En el lugar donde estoy ahora es donde viven mis papás, me empecé a llenar de muchos animales. Aquí en Colombia las entidades no tienen un plan de emergencia para los fines de semana, no trabajan en las noches, las entidades trabajan hasta las 5:00 de la tarde de lunes a viernes, los animales que aparezcan sábados o domingos no los reciben, entonces a mí me empezaron a llegar todos esos animales”, manifestó Beltrán.
La manera en que Deiby comenzó a rescatar tantas especies fue solicitándole al zoológico donde trabajaba que los animales que iban a sacrificar arrojándolos a las serpientes fueran otorgados a él, ante situaciones como esta fue como este bondadoso hombre empezó a salvar a decenas de vidas como la de Abelardo, un zopilote que ahora ya es su mejor amigo.
“Abelardo es un zopilote o buitre negro americano, llegó de la misma manera que muchos animales. Son utilizados para brujería, la gente cree que curan el cáncer, se los quitan a sus papás y los venden en supermercados, entonces a Abelardo alguien lo llevaba a vender pero estaba muy enfermo. No se reincorporaba, no podía caminar y no quería comer, estaba muy enfermo. Al revisarlo nos dimos cuenta que tenía un clavo dentro del buche y una patita rota. Se quedó conmigo y es el que me acompaña todos lados, va conmigo al río, a la tienda, a donde yo vaya él siempre llega”, sentenció Deiby Beltrán.
Abelardo, el cual es conocido en Facebook como Abelardo “Un chulo muy chulo“, lo de chulo porque en Colombia se les dice así a los zopilotes o buitres. Tiene más de 11 mil seguidores que siempre lo piropean o envían saludos por su peculiaridad de relación que lleva con Deiby. Por este medio mantienen al tanto a sus seguidores de la salud no solo de Abelardo sino de los cientos de animales que ayudan.
Para Deiby y Abelardo la vida entre la fauna y flora es lo necesario para vivir a pleno por eso LA CASITA DEL BOSQUE debe volver a ser el paraíso para aquellos que no tienen voz.